ilegalmente rubia (hasta que me teñí) <$BlogRSDUrl$>

domingo, abril 03, 2005

Xentenario

Desde antes de tener memoria, soy de Boca. Ni por mi papá, ni por los colores, ni por el Diego... Simplemente nací azul y amarilla.

Algunos flashes de mi PASIÓN

* Tenía cinco años cuando entraron a robar a mi casa mientras no estábamos. Entre muchas cosas, se llevaron el reloj de Boca de mi papá. Y la pequeña Cos dijo: "No entiendo para qué querían ese reloj, si los chorros son de River"...
* Una y solo una vez lloré al perder un superclásico. Era chica. Después de ahí, cada vez que volvió a perder, mi sentimiento se hizo un poquito más grande...
* En el campamento de sexto grado no me despegué de mi remera del Mono Navarro Montoya. El auspiciante era Parmalat. Todavía me entra, pero ya está gastada.
* Me conmoví por primera vez cuando vi un clip de imágenes de partidos, con la canción Brillante sobre el Mic. En la parte de "amaaaar, lloraaaar" pasaban a un jugador en el banco, llorando porque lo habían expulsado. Me partió el corazón. Y entendí lo que significaba fanatismo.
* A los trece perdí por la calle mi pullover con el escudito. Retrocedí esas cuadras corriendo y cuando vi a esos dos chicos probándoselo, les exigí gritando nerviosamente desde la vereda de enfrente que me lo devuelvan ya mismo. Y volví caminando feliz con mi pullover puesto.
* A mis quince, cuando fui por primera vez a la Bombonera. Jugaba contra Chacarita, pero eso no era lo importante. Desde el choripán que me comí antes de entrar, hasta las avalanchas que me sacudieron en la popular con cada gol... una fiesta. Ni hablar de mis latidos acelerados cuando salieron los jugadores a la cancha... y atajaba Óscar. Volví chocha.
* En el colegio, cuando le pedí a la Hermana Clotilde que me deje ver la final Intercontinental, del 2000. Y nos dejó, a todos los bosteros ir al televisor del salón de actos. Altos gritos pegamos cuando salió campeón, me abracé y salté con cualquiera. Y me quedé el resto de la mañana con mi camiseta firmada por Román arriba de la pollera tableada de mi uniforme. Y la preceptora no me dijo nada.
* Al año siguiente, en la Intercontinental, también nos dejaron verlo. Pero no saltamos ni festejamos. Y fue evidente mi decepción, pero el amor se hizo más fuerte.
* Ni hablar de la final del 2003. Ese sábado sin salir para dormir un poco antes de que empiece. Ese partido interminable, de casi tres horas. Esos penales. Y salir a la calle a gritar en pijama, abajo de la remera edición limitada que decía "que pase el que sigue". Nunca mejor puesta.
* Dejar afuera de la Libertadores a los gallinas en la Semifinal. Sabor único, aunque no hayamos ganado después. Es de mediocres disfrutar con la pérdida ajena. Soy una mediocre.
* Las ganas de abrazarlos al Flaco, a Raúl y al Pato en la playa, cuando los perseguí como una gorda atolondrada en bikini.
* Mirar Pintados de Azul y Oro con mi papá, desde la primera edición, hasta el año pasado mientras hacía las cosas de la facultad.
* Y tantos, pero tantos más... podría seguir, pero se me haría interminable el post, y ya esta largo, pero es para todos los xeneizes como yo, porque sólo ellos pueden entender de qué se trata esta pasión...

Por todos y cada uno de esos momentos, llevo VEINTIÚN AÑOS AMÁNDOTE...

Felices 100 Boca Juniors!

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